lunes, 7 de noviembre de 2011

Superfluo mundo



Nunca pensé pero ahora soy de agua; soy de aire.
El espacio que rodea mi cuerpo es infinito.
No entiendo el cielo; acá todo es de fantasía.
Vos que te preguntabas si las nubes eran de colores, bueno sí claro que lo son, aunque yo así no las esperaba.
Nubes de algodón también colisionan con mi alma.
En fin ya estoy aquí, en mi nuevo lugar.
El viento nunca retrocedió.
Ya está en vos y en mí.
Una vez más dejo que esta impresión afecte los sentidos, fluya por mis arterias y me deje en libertad.
El momento es impredecible, como lo es ahora tu mirada que por momentos se articula con la mía.
Ya no hay nada que extrañar, todo lo que necesito se encuentra en un tiempo preciso y en un correcto lugar.
El amanecer es simple y no dejará de serlo aunque el atardecer parezca lejano y en ocasiones lo interrumpa.
El destino no está en mis manos, ni en las manos de otras criaturas cuyo tiempo no pueden comprar.
No soy dueño de mi vida, pero tampoco alquilo mi alma.
Habito un cuerpo que me pertenece aunque desconozco hasta cuando.
Nada es tan claro hoy como la mezcla de fosforescencias.
Deseo evadir espacios, lecturas, y personas.
No quiero ser  como ellos.
Prefiero perderme en el espacio sideral.
Como si caminara envuelto en papel sin dejar que este viento me arrastre  para no morirme en cada instante.
Tu mirada es vacía ahora.
Ya no voy a disimular ni disfrazar mis sentimientos.
Ya no quiero ser parte de esto.
Quizás la vida sólo se trate de experimentar con otros vientos.
Mucho es el tiempo que gasté en circular, mucho es el tiempo que gasté en recordar.
Ahora deseo llevar mis sueños a otro lugar.
Y ahora veo las mariposas que vuelan y me señalan un lugar.
Sueños que han viajado lejos y han vuelto a mi encuentro, montañas perdidas en azules días, encuentros poco concretos.
La tierra y las flores. Tus lágrimas, saladas, como agua de mar.
¡Qué superfluo es tu mundo! Y que superfluo era entonces el mío.
Ya nada podemos compartir.
Yo ya estoy acá, y vos …
Vos, allá.