sábado, 12 de septiembre de 2020

Try Not to Breathe




No respires demasiado.

Yo no pedí nada. Me fui, di media vuelta mientras dos o tres casas cambiaban de lugar. Seguí caminando un poco más, miré alrededor. El agua encrespada anunciaba su retirada y las montañas piramidales me hablaban. 


Aquí es solo agua, y una luz ascendente. Aquí todo parece pertenercerse y quién más sino yo pertenecería y miraría por mi?

Sentadas observándonos, sabíamos todas las respuestas y sentíamos las estrofas de los labios que danzaban con lentitud, soltando una que otra carcajada al azar.

Recordamos cada centímetro de esa sonrisa.

Ni entendimos, no entendimos como habíamos naufragado hasta ese sueño que navegaba de madrugada.

Quizás ya era de día. 

 Ahí estabamos murmurando, respirando, caminando en simultáneo.

La tierra era al revés, pero solo cuando la veías por la mitad.

Y adentrándonos  unos meses más allá, ya era el otoño del invierno y el invierno del otoño

y eran las ocho, eran las siete, eran las siete de las ocho.

Puedo mirar el cielo mil veces, puedo dormir, pedirte un deseo y despertar.

Un minuto más o un minuto menos. La tierra es al revés, o veo todo por la mitad.





sábado, 13 de junio de 2020

Una conversación normal

Me senté en la ventana observando los días transcurrir. 
¿Algún otro día pasó? Sí algún que otro día pasó. Desasosiego y apaciguamiento aunque yo vi el mundo a la mitad. 
¿Pude alcanzar todo al mismo tiempo? Sssss, sssss, sssss, sssss. Demasiadas para el viento que me acompañaba y mi ser era una revolución en un segundo de existencia. 
Me pregunto como fue. Bueno, montañas. Las montañas que recuerdo en la mañana y bañadas en blanco. Pero en mi imaginación no estaban bañadas en blanco y tampoco había ruidos de civilización y me desnudaba el alma. 
Empecé a entrever los rincones de mi mente, sinuosos, inseguros, tan que algunos apenas flotaban. Invadidos de recuerdos. Lo más lejano fue alcanzarlos. Yo y las luces, en un túnel fluorescente, alcanzarlos fue desmesurado. A donde todos hablaban y pocos decían, pero ¿a dónde íbamos? No lo sé. Ya no estaba aferrada a nada. Yo sola. Yo en el viento. La mejor versión del ser potenciándose, exaltando en medios de lo que podría llamar el caos del pensamiento. Me nutro de este caos y resurjo a la superficie. Fongosa quizás, pero sabia y es aquí donde quiero permanecer. En esta superficie al fin. Aturdimiento y perplejidad. Veo agua y me multiplico. Como esas olas, oleaje forzoso. Como el mar, cada átomo está anhelante de su otro átomo. Cuánto el arte en un segundo, una fusión. Solo converso conmigo. Me recosté muchas veces hoy. Me sentí flotar; yo sí fui parte de ese limbo. Al menos lo fui, los días me invitaron a serlo y también los invité a desmemoriar cada palabra. Uno, dos y tres. Soy yo, conversando conmigo otra vez.