sábado, 12 de septiembre de 2020

Try Not to Breathe




No respires demasiado.

Yo no pedí nada. Me fui, di media vuelta mientras dos o tres casas cambiaban de lugar. Seguí caminando un poco más, miré alrededor. El agua encrespada anunciaba su retirada y las montañas piramidales me hablaban. 


Aquí es solo agua, y una luz ascendente. Aquí todo parece pertenercerse y quién más sino yo pertenecería y miraría por mi?

Sentadas observándonos, sabíamos todas las respuestas y sentíamos las estrofas de los labios que danzaban con lentitud, soltando una que otra carcajada al azar.

Recordamos cada centímetro de esa sonrisa.

Ni entendimos, no entendimos como habíamos naufragado hasta ese sueño que navegaba de madrugada.

Quizás ya era de día. 

 Ahí estabamos murmurando, respirando, caminando en simultáneo.

La tierra era al revés, pero solo cuando la veías por la mitad.

Y adentrándonos  unos meses más allá, ya era el otoño del invierno y el invierno del otoño

y eran las ocho, eran las siete, eran las siete de las ocho.

Puedo mirar el cielo mil veces, puedo dormir, pedirte un deseo y despertar.

Un minuto más o un minuto menos. La tierra es al revés, o veo todo por la mitad.





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