Es que amo cuando el domingo me encierra en poesía porque son días de palabras.
Amo cuando el brillo de los ojos que me obligan a quedarme pegada a tu ombligo me dicen que es para siempre y que hoy ya no hace frío.
Piso ese nombre de nuevo, estoy descalza y me duele
la piel.
No
te
vayas.
Quédate acá al lado de mis sueños absurdos
y mi lunar infinito.
3 comentarios:
Grosa!!! Te quiero. Me encanta lo que escribís
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